Un total de 40 puestos de trabajo directo generará próximamente el proyecto de la Red de Calor sostenible que se construirá a las afueras de Teruel. La empresa promotora, la soriana Rebi, busca personal afincado en la provincia para incorporar a su proyecto una vez que se ponga en marcha. Los perfiles que se necesitarán están relacionados con la construcción, explotación y el mantenimiento de las instalaciones. Otros 30 empleos indirectos estarán dedicados a la gestión y limpieza de montes y poda, destinados para la producción energética en la central.
Rebi procede de una provincia, Soria, que comparte los mismos problemas de despoblación y falta de oportunidades que Teruel y Cuenca, por lo que conoce la idiosincrasia de estos territorios reconocidos por la Unión Europea como NUTS III, las tres únicas provincias de España que presentan densidades de población inferiores a los 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado, umbral a partir del cual la Europa considera a un territorio como zona escasamente poblada.
Hace diez años que Rebi puso en marcha la Red de Calor de Soria, y ahora ha comenzado a funcionar la que ha diseñado en Cuenca; Teruel será la tercera capital de la zona cero de la España vaciada con una infraestructura sostenible de distribución de energía renovable para abastecer de calefacción y agua caliente tanto a las viviendas con calefacción central como a los edificios públicos.
Soria, Cuenca y Teruel también comparten la tradición del cuidado de sus masas forestales a través del aprovechamiento de la biomasa, que no es más que la limpieza y recolección de restos forestales, como ramas, troncos y hojas caídas, resultado del mantenimiento forestal. Estas limpiezas son esenciales para prevenir incendios en los montes, ya que reducen la cantidad de material combustible. Además, mejoran la salud de los bosques al eliminar el exceso de vegetación, permitiendo un crecimiento más saludable y sostenible de los árboles. La biomasa recolectada se utiliza como fuente de energía renovable, contribuyendo a una gestión forestal más sostenible y ecológica. A diferencia de los combustibles fósiles, la biomasa es neutra en carbono, ya que el CO2 liberado durante su combustión es el mismo que las plantas absorbieron durante su crecimiento.
El responsable de Red de Calor en Teruel, Manuel Bullón, explica que “todos sabemos que un gran volumen de personas que nacen en Teruel terminan abandonando la provincia por falta de oportunidades de trabajo, Rebi busca personal de aquí, de la tierra, para poner en marcha un proyecto que pretende generar energía de Teruel para consumir en Teruel, fomentando la economía circular y por supuesto dando la opción a los turolenses de desvincularse de combustibles tan contaminantes como el gas y el gasóleo en su calefacción, huella de carbono por la que pronto la Unión Europea nos va a obligar a pagar”.
Se necesitarán perfiles de electromecánico con carnet de operador de calderas, personal de mantenimiento, fontaneros, soldadores, oficiales de primera y segunda de albañilería para trabajos en zanja y operadores. “Los interesados pueden enviar ya sus currículums a
a través de la web de Rebi, https://empleo.recursosdelabiomasa.es/, y en cuanto se inicie el proyecto comenzaremos la selección”. La empresa ha solicitado la autorización especial, la licencia ambiental de actividad clasificada y la de obra para comenzar a trabajar, y está pendiente de las concesiones.
Y es que la generación de empleo en un territorio deprimido “es sumamente importante y muy interesante, tanto como los beneficios para la salud que supone instalar una central de calor sostenible a las afueras de la ciudad que va a permitir el cierre de las chimeneas de los edificios del casco urbano, 15.000 toneladas de CO2 al año que los vecinos van a dejar de respirar con el suspensión del servicio de las calderas de gas y gasóleo de las comunidades de vecinos y de edificios públicos y privados”.
Estudios de dispersión de contaminantes atmosféricos
Rebi ha desarrollado los correspondientes estudios de dispersión de contaminantes atmosféricos aplicados a la central de Teruel que se construirá en “Planos Bajos”, polígono 33, parcela 162. Según la Rosa de los Vientos, la trayectoria del aire en la capital es de Oeste a Este, “lo que quiere decir que el vapor de agua de la planta no circulará hacia la ciudad sino en sentido contrario, mientras que en la actualidad todos los gases contaminantes se dirigen hacia la futura ubicación de la central”, puntualiza Bullón. En el régimen eólico local de Teruel existe una predominancia clara de los vientos que se dirigen al Este, por lo que las emisiones atmosféricas eventuales proyectadas derivadas de la instalación serán alejadas del centro de la ciudad en sentido contrario.
Manuel Bullón apostilla que “los filtros de mangas, equipos multiciclón y filtros electroestáticos proceden de la tecnología más avanzada del mercado de los sistemas de filtrado y depuración para este tipo de centrales, por lo que no se desprende ceniza que pueda acabar acumulada en ningún lugar, tampoco en las placas solares cercanas o tejados de las viviendas”. Precisamente la central de Red de Calor de Teruel incluye la construcción, en la misma ubicación, de un campo termosolar propio con paneles fotovoltaicos térmicos y bombas de calor que son capaces de generar energía térmica que se inyectará a la Red sin necesidad de poner en marcha las calderas de biomasa en verano, y también energía eléctrica verde que se destinará al autoconsumo.
El 40 por ciento de la energía sostenible de la Red de Calor de Teruel procederá del campo termosolar, utilizando la biomasa de apoyo.
Teruel dejará de respirar 15.000 toneladas de CO2 al año
La ciudad dejará de emitir 15.000 toneladas de CO2 al año con el cierre de las calderas comunitarias de gas y gasoil de las 5.000 viviendas que se adhieran a la Red de Calor. Respirar el humo de las chimeneas de calefacción de estos combustibles fósiles puede tener varios perjuicios para la salud debido a la emisión de diversas sustancias contaminantes. Estos sistemas liberan monóxido de carbono (CO), un gas inodoro y tóxico que puede causar dolores de cabeza, mareos y, en casos extremos, la muerte por asfixia al impedir que el oxígeno se transporte adecuadamente en la sangre. También emiten dióxido de nitrógeno (NO2), un irritante respiratorio que agrava enfermedades como el asma y la bronquitis, y partículas finas (PM2.5 y PM10), que pueden penetrar profundamente en los pulmones y entrar en el torrente sanguíneo, contribuyendo a enfermedades cardiovasculares y respiratorias crónicas.
Además, las chimeneas de gasóleo emiten dióxido de azufre (SO2), que irrita las vías respiratorias y puede empeorar problemas pulmonares preexistentes. Otros contaminantes incluyen compuestos orgánicos volátiles (COV) y hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), algunos de los cuales son carcinógenos conocidos. La exposición prolongada a estas sustancias no solo afecta el sistema respiratorio, sino que también puede tener impactos negativos en el sistema cardiovascular y aumentar el riesgo de cáncer.
La conexión a los edificios de la Red de Calor con biomasa de Teruel minimizará la exposición de los vecinos a estos humos y asegurará una ventilación adecuada en los hogares que utilizan estas fuentes de calefacción.
Red de Calor: un circuito de agua cerrado preaislado
La Red partirá de la central térmica estará ubicada en el Polígono 33, Parcela 162, a 500 metros de las viviendas unifamiliares más cercanas, tal y como establece la ley. Manuel Bullón puntualiza que “en Soria, por ejemplo, la central de calor se ubica en el casco urbano, colindante al Hospital Virgen del Mirón y un centro de personas con discapacidad de la Junta de Castilla y León, ambas instalaciones no sólo no tienen queja de la cercanía ni del funcionamiento de la planta sino que están conectados a la Red y reciben el calor de la biomasa”.
Desde ahí, distribuirá la energía producida con astilla de madera a través de agua caliente a una temperatura de 90 grados centígrados por los tubos preaislados que recorrerán el subsuelo de la capital. El agua retornará fría y se volverá a calentar, “es un circuito cerrado por lo que el agua no se pierde en ningún momento ni se intercambia con el agua del circuito de las calefacciones de los edificios, sólo se trasfiere la energía, como si fuera un baño María”. La inversión prevista es de 30 millones de euros.